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7 dic 2009

La Escala de Cólon

Cuando todo parece ir como el culo, es necesario rescatar del injusto olvido a la Escala de Cólon, elaborada por el científico Thin Cólon en base a profundos estudios gastronómicos. Como dice mi amigo y filósofo hermeneuta Silvio Robles, "nunca es ocioso" anoticiarse de esta clasificación de flatos. Con sus respectivos nombres propios, la escala va del 1 al 10, donde el número mayor representa al más dañino de los gases.
La Escala de Cólon fue elaborada por el científico homónimo en laboratorios de varias universidades de la Ivy League (como se llama al grupo de las más prestigiosas de EEUU) que optaron por mantenerse en el anonimato dada la escabrosidad del tema en cuestión.
Thin Cólon no solo clasificó los flatos por su calidad y peligrosidad sino que también aportó comentarios y recomendaciones para afrontar cada uno de ellos. Parte de su trabajo forma parte de los documentos de consulta de la Cumbre de Cambio Climático de las Naciones Unidas (ONU). Cómo teorema general, Cólon corrobora la inconveniencia de soltar gases, cualquiera sea su tipo, cuando uno está rodeado de otras personas. Recomienda la suelta en soledad y en lugares cerrados, con la expresa excepción de los ascensores, por razones obvias. Por último, el científico ratifica que todo tipo de flato puede ser contenido hasta el momento más oportuno, salvo cuando a uno se le acaba el tiempo. 

La Escala de Cólon denomina a cada tipo de flato junto con su lugar en la clasificación, que va del 1 al 10 en grado de peligrosidad, a saber:

Tronato - Grado 1
Gas que suele estallar en el momento más inoportuno, luego de recorrer con pereza las tortuosidades intestinales. Es inodoro. Suele causar una inmediata sensación de alivio en cuanto es liberado al medio ambiente, al que no le causa ningún daño. El estallido se corresponde con la ley de Boyle y Mariotte, una de las llamadas "de los gases ideales", que relaciona el volumen y la presión de una cierta cantidad del fluido gaseoso a temperatura constante (en este caso 36 grados centígrados, la del cuerpo humano). El ruido puede alarmar a otras personas y no se logra acallar con el habitual recurso de simular toses o estornudos.


Cornetín - Grado 2
Al igual que el Tronato, proviene de la abundante ingesta de bebidas gaseosas o las comidas tomadas con apuro. Es igualmente inodoro e inocuo. Pero su salida es de menor tenor tempestuoso y su sonido sustancialmente agudo y supera los 107.000 Hertz. Se conocen casos de Cornetín cuya agudeza escapa a la capacidad auditiva humana, aunque suenan como una suerte de silbato para los perros, que pueden acudir al llamado. Sin embargo, no se han reportado jaurías convocadas por la suelta de Cornetines.


Metralla - Grado 3
También llamado Tartamudo, este gas parece una combinación de Tornatos y Cornetines por la irregularidad de las ráfagas de su salida al medio ambiente. Resulta de una digestión incompleta, por lo que arrastra consigo determinados hidrocarburos de olor similar al de las naftas de 95 octanos. No se ha logrado un aprovechamiento industrial. Se han reportado casos de contorsionistas que resultaron quemados al soltar Metralla y provocar su combustión con el cigarrillo.
    
Péndulo - Grado 4
Toma el nombre del movimiento rítmico que sus productores hacen para la suelta de estos gases con disimulo cuando están sentados. De sonoridad apacible, su tenor es similar al de naftas de 98 octanos. La industria del automóvil tampoco ha logrado sumarlo a su menú de combustibles alternativos. Sin embargo, un emprendedor de Villa Freud, en Buenos Aires, asegura que ha logrado conectar su salida de este gas con un tanque especial adosado a su automóvil. Dice que ha logrado provechosas experiencias, pero sólo las comparte con su novio. 


Gotón - Grado 5
Pariente de su antecesor en la escala, se diferencia por la periodicidad de su salida, que suena como los preámbulos de lluvias torrenciales. Por su potencia sonora, hay quienes prefieren llamarlo Granizo, sobre todo en zonas rurales cuyos lugareños son proclives a la ingesta de pucheros, locros y humitas. Su tenor excede los 100 octanos, por  lo que se lo descarta como combustible por su peligrosidad.


Columbus - Grado 6
Gas de mediana impetuosidad suele resultar de la ingesta de legumbres y frutas maduras, combinación desaconsejada por los médicos nutricionistas. Además de arrastrar hidrocarburos de alto octanaje, lleva consigo los pequeños sedimentos que han entorpecido su salida. Suele estar precedido por moderadas convulsiones intestinales y sensaciones de sudor frío. La medicina ha reportado múltiples casos de colmatación de calzoncillos. Por ello también se lo llama Palomino.


Bomba - Grado 7
Por el incumplimiento de una dieta sana y equilibrada, este gas irrumpe incontenible pasadas unas horas de la última comida. Tiene el efecto sonoro que da origen a su nombre aunque su alcance es limitado a un radio de metro y medio, según se ha comprobado en pruebas de laboratorio. Los cobayos mostraron comportamiento errático durante unas dos horas y algunos se desmayaron.
 
Pegasus - Grado 8
Si a la inconveniente ingesta de legumbres y frutas maduras se le agrega la de cremas, chocolates y dulce de membrillo o de leche el resultado es este gas. Su nombre no responde al mítico caballo alado sino a una mala traducción del latín "pegare", que alude a la unión física de dos objetos. Al proceso químico de alto octanaje se suma la untuosidad de los citados postres: quien suelta un Pegasus no logra alejarse de él, por más que corra varios metros. El efecto pegamento dura al menos 10 minutos, según se comprobó en ratas de laboratorio que aprovecharon la ocasión para el sexo frenético,  que puede ser otro de los efectos en roedores.
 Por tanto, con un Pegasus a cuesta es inútil  la repudiable técnica de soltar el gas en un lado mientras se camina para otro, cosa de que le echen la culpa a un tercero o por lo menos haya dudas de quien ha sido el autor del atentado. 


Neutrónico - Grado 9
Gas que resulta de todas aquellas dietas desaconsejadas por la medicina y cuya suelta provoca la huida de comensales o contertulios. En laboratorio se ha comprobado que ratas y cobayos  tienen la habilidad innata de presentir la inminencia de un Neutrónico y escapar antes de sufrir sus consecuencias. Las personas sufren mareos, desorientación espacio-temporal y, en algunos casos, desmayos y convulsiones. La Comisión de Derechos Humanos de la ONU y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, analizan declarar la suelta de un Neutrónico como crimen de lesa humanidad.

Suspiro de Hiena - Grado 10
Producto de ingestas diversas que la química cuántica no ha podido aún descifrar, este gas se expande en silencio y con siniestra velocidad. Lleva consigo las características untuosas del Pegasus una vez que ha sido  soltado. Provoca el inmediato desmayo y se han reportado casos de personas que estuvieron horas en coma. Sólo resultan inmunes quienes padecen estados gripales con congestión nasal, como ocurre en otros puntos de esta escala.
A pesar de haber sido tajantemente prohibido por convenciones internacionales sobre armas biológicas, el Suspiro de Hiena es motivo de estudio en laboratorios de alta tecnología. Entre ellos los de la NASA, que aduce que podría ser utilizado para repeler una eventual invasión extraterrestre.

1 comentario:

  1. Brillante!! y gracias por la generosa menciòn....vamos a compartirlo con la muchachada

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