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26 mar 2010

Los legados de Babel

Los "ladrillos" surgen airosos frente a los "cerdos" en medio de la incertidumbre que aflige al inestable humor de "los mercados internacionales", dicen los chamanes desde el centro del poder. El de la economía es el oráculo de moda ante multitudes atónitas desde los tiempos bíblicos. Y la nave va, advierte preocupado J Bigshit.
La crisis global que estalló a fines de 2008, enésima desde el invento del papel moneda, nos mantiene en vilo con nuevos villanos: los "pigs" (cerdos), sigla compuesta en inglés que alude a los males que causan Portugal, Irlanda, Grecia y España, explicó el científico y filósofo J. Bigshit en una de nuestras tertulias.
"Son los países que han perdido el baile de la silla organizado por otros más poderosos que les corrieron el asiento en lo mejor de la fiesta del boom hipotecario y el desmadre financiero", me dice didáctico.
Ciencia maldita si las hay, la economía necesita de chamanes y pitonisas capaces de interpretar al entronizado dios del mercado. Pero en esta batalla mefistofélica del devenir económico, surgen inesperadamente victoriosos los Bric (que en inglés suena como brick: ladrillo), apunta Bigshit. Se trata de la sigla formada por Brasil, Rusia, India y China, los países "emergentes" que sumaron sus asientos en el olimpo del mercado, aducen los chamanes y corrobora el científico.
Mientras los "cerdos" hicieron de las suyas, los "ladrillos" sacaron provecho, resume luego de intrincadas explicaciones fuera del alcance de los profanos. Dentro de unos siglos, los científicos se preguntarán qué habrán tenido que ver los cerdos en esta crisis global y a qué viene eso de los ladrillos, advierte Bigshit.
"Como desde la destrucción de la torre de Babel, no nos entendemos. Peor aún, entendemos mal y con ello perpetuamos la confusión", subraya el filósofo.
A comienzos del siglo XVI, un miembro de la expedición de Hernán Cortés le preguntó a un aborigen maya cómo se llamaba el territorio al que los españoles acababan de llegar y recibió como respuesta "yucatán". De allí salió el nombre de la península, aunque lo que le dijo el indio al español fue "no le entiendo" o "no soy de aquí", según interpretaciones etimológicas del entuerto.
"Cómo se llaman esas ratas gigantes que andan a los saltos", le preguntó con señas y gestos el capitán inglés William Cook a los nativos a su llegada a la actual Australia en 1770.
"Kan ghu ru" (no le entiendo), le respondieron los nativos. Cook y su botánico "de a bordo", Joseph Banks, bautizaron así a los canguros. En posteriores expediciones inglesas a Australia, no se halló a ninguna tribu aborigen que llamara así al saltarín animal, indica Bigshit.
La desaparecida etnia "cunza" que pobló los territorios de Antofagasta, en el norte del actual Chile, ha sido otra víctima de la pertinaz tozudez del conquistador. Las huestes de Francisco Pizarro habían llegado a esa árida zona y repitieron el error: "qué lengua hablan ustedes", preguntaron y los indios respondieron al pie de la letra: "la nuestra" (cunza).
"Ojo con confundir a Pizarro con el homónimo goleador chileno a quien también se llama 'el conquistador' ", me alerta por las dudas Bigshit.
El científico está ahora empeñado en descubrir a cuántos especímenes de la clasificación botánica y animal llamamos "no le entiendo", "no soy de aquí", "maldito invasor", "váyanse de aquí" o cualquier otra respuesta en lengua aborigen que hayan recibido los conquistadores de turno en su afán de bautizar especies.
Bigshit es un perseguidor de imposibles, me digo a mi mismo.

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